El grito en el cielo puse un sencillo amanecer, pues mi cuerpo estaba cubierto de pergaminos sin leer. Al despertar estos manuscritos encontré, su rúbrica delataba su proceder, siendo la caligrafía de mi poder. Expresaban toda una vida de sueños, experiencias, pensamientos y lo más importante lo que quedaba por vivir. He tapizado mi cuarto con las letras que aquel día escribí. Para no olvidar los objetivos, ni los sueños por vivir.

viernes, 14 de agosto de 2015

¡VAYA SEMANITA!



Dorotea busca a su marido que está en el salón viendo la televisión:
-          Pepe, ¿Has visto las noticias? Dicen que para la semana que viene se aproxima una ola de calor. El monedero lo tengo raspado, nos terminamos de gastar la doble en la obra del porche y ahora que nos íbamos a sentar al fresquito viene el calor.
-          No te preocupes, Dorotea, que para algo te e traído esta mañana una caja de cartón, para que no te falte abanico. Cuídate de que Carmen no venga y te lo mangue, que ya sabes cómo es la pobre. 
-          Pero Pepe, que yo no quiero pasar calor, que ya me queda algo cuando me muera. Que me niego a pasar calor, que lo sepas.

Ella fue a la cocina a seguir con el caldito de pollo, al rato sale otra vez:

-          Pero ¿Se puede saber que buscas ahora? Que se va consumir el caldo y tenemos que guardar para mañana. 
-          Que te calles, Pepe, ponte a ver la tele que yo buscaré una solución.

Regresa a su cocina, hecha los fideos al caldo y se sienta con libreta y bolígrafo en mano. Desarrolla su plan estratégico sin escatimar en detalles. Prepara la mesa en la cocina para no ensuciar el salón y llama al marido para comer. Después de tomarse de postre el yogur caducado que le regaló la vecina saca la libreta.

-          Dice Mariano, el hijo de Amparo, la que te robó el queso, que no cuesta nada tener el carnet de la biblioteca municipal, que él ,va todos los días y se lee varios periódicos, que hay revistas del chismorreo, un montón de libros, películas para llevártelas a casa y que tienen internet, dese que le gusta tanto a los jóvenes donde conocer gente de otros sitios, yo no me lo creo hasta que no lo vea.  Dice que allí se está muy fresquito, que tienen aire acondicionado. Ahora en verano abren todos los días por la mañana, ¿Qué te parece si nos apuntamos?
-          Pero, Dorotea, con lo mal que estoy yo de las piernas y me quieres llevar tan lejos, ¿Qué quieres que me muera antes de tiempo? Ve tu si quieres, que yo no voy.
-          Te levantas todas las mañanas temprano para regar las macetas antes de que haga calor, y das veinte pares de vueltas para llenar el regador pequeño. Hacemos un trato, te esperas a que yo me levante, te ayudo, y luego nos vamos después de desayunar.
-          Mira que eres cabezona, con lo bien que estoy aquí sentado viendo las noticias, y cuando me entra sueño me echo mi cabezadita.
-          Pues, por eso que luego a la noche no duermes. Saca la ropa del armario y la dejas al sereno que no huela a bolilla, que yo voy a buscar el bolso de las últimas vacaciones.
-          ¿Para qué quieres ese bolso tan grande?
-          Para que va a ser, es que eres tonto, pues para traerme lo que me dejen.

Pasan cinco días yendo a la biblioteca y al sexto:

-          Dorotea, ¿Qué haces ahí sentada tan temprano, que se te van a entumecer los huesos del frió?
-          Tú qué crees, que no podía dormir con el calor que hace y me he salido al patio, aquí estoy rebanándome los sesos haber que hacemos hoy.
-          Pues lo de todos los sábados, cuando desayunemos nos vamos a hacer la compra que hoy hay ofertas en el mercado.
-          ¿Y con el calor? Espera, voy a asomarme a la puerta que he escuchado algo.

Dorotea se santigua al ver un coche fúnebre y entra :

-          Hay, hay Pepe, que entra el funerario en la casa de Hortensia, pobrecita seguro que se murió de pena. Ve sacando la corbata negra que ya tenemos plan para esta tarde, iremos al tanatorio, daremos el pésame y hasta que no cierren nos quedamos allí con ella, haber si hay suerte y ponen canapés como en el del marqués.
-          Pero si apenas te hablabas con ella, y si no tiene ni hijos, apenas cuatro sobrinas retiradas.
-          Que te vayas a por la corbata, que no te lo tenga que repetir, tu vienes conmigo, y se acabó.
-          Yo no voy.
-          Pues, como después de comer no estés listo, mañana habrá otro entierro. Y no digas que no te lo advertí.

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