Por el alfeizar de su ventana,
Colgaba la pámpana mas deliciosa,
Caía en cascada brotando sus uvas,
Al vislumbrar el angosto paisaje,
Picoteaba
solo las maduras,
Su rojez propia de casta,
Le embriagaba con soltura,
Comiendo unas tras otras,
Paladeaba con mesura,
Exprimiendo el jugo de la vida,
Dando esperanzas a sus momentos,
Su parra continuará creciendo,
Mientras los días pasen, y ella,
Las contemplará envejeciendo.
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