El grito en el cielo puse un sencillo amanecer, pues mi cuerpo estaba cubierto de pergaminos sin leer. Al despertar estos manuscritos encontré, su rúbrica delataba su proceder, siendo la caligrafía de mi poder. Expresaban toda una vida de sueños, experiencias, pensamientos y lo más importante lo que quedaba por vivir. He tapizado mi cuarto con las letras que aquel día escribí. Para no olvidar los objetivos, ni los sueños por vivir.

viernes, 30 de marzo de 2012

LECCIÓN DE INGLÉS


Pascual se encontraba nervioso pues iba a dar su primera clase de Inglés, en la entrada de su casa esperaba impaciente a sus alumnos mientras se miraba en el espejo para atusarse la pajarita. Hacía ya dos años que había regresado de Londres, después de haber pasado allí una larga temporada. En varias ocasiones había hecho alarde de sabiduría ante sus vecinos y vecinas, decía dominar este idioma, por lo tanto algunas de ellas decidieron enviarle a sus hijos para que le enseñara algo de inglés.

-Hello!- Dijo Pascual a sus alumnos tras abrirle la puerta.
-¡Hola!- Contestaron ellos.
- Sit down, please! And open the book- Continuo el profesor.
- ¿Como dice profe?- Dijo el pequeño Quintín.
- Sentaos por favor y abrid el libro- Dijo Pascual.

Pasado el rato los cuatro alumnos repetían después del profesor los números del uno al diez.

-One, two, three, four, five, six, seven, eight, nine, ten.- Repetían una y otra vez.

Cerca de allí paseaba la felina de la casa que al escuchar voces provenientes de la cómoda se acercó hasta ella para investigar, comprobando que si sus orejas no le engañaban  había ratones habitando el último cajón de la antigua cómoda del salón.

-Valeriana! Can you repeat the colours, please?- Decía Pascual a una de sus alumnas.
-Blue, white, red, yellow, brown, purple… - Contestaba Valeriana.

La felina se iba hacia su guarida relamiéndose la boca mientras en su mente repetía las palabras en inglés que los pequeños ratoncillos aprendían. Una vez sentada en su cojín atenta vigilaba la cómoda, esperaba para poder atrapar a alguno de aquellos ratones. Pasado el rato seguía aguardando pero ninguno de ellos había salido. Se levantó de su cojín y se acercó al cajón, arrimó una de sus orejas, pero como no escuchó nada se aproximo al siguiente cajón.

-¿Qué tal tu clase de inglés?- Le preguntaba la mamá de Gisela a ésta.
-Muy bien mamá, hemos aprendidos los números, los colores…, traigo tarea, The teacher nos ha mandado que hagamos los ejercicios de page one- Dijo Gisela.
- He hecho puré de patatas para cenar ¿Vas a querer?- Dijo la madre.
- Yes, mum. I like the potatoes- Dijo Gisela.
-Cuando vayas mañana dile a tu profesor que te envíe con un manual de instrucciones porque yo no te entiendo.- Dijo la madre de Gisela.
-Lo que te he dicho es que me gustan las patatas, me voy a practicar en mi cuarto ya que tu no me entiendes- Contestó la pequeña Gisela.

La gata se relamía mientras escuchaba la conversación entre madre e hija, llegando a sus oídos otra conversación diferente ésta vez del tercer cajón de la cómoda.

-¡Nieves, ya está aquí Quintín!- Gritó la abuela de Quintín a la madre.
-¿Qué tal tu clase de inglés?- Dijo la madre.
-Yo no quiero ir más, no me gusta, prefiero el español, si yo me voy a quedar siempre contigo, no necesito saber otro idioma- Dijo Quintín.
-Quintín, debes de pensar en labrarte un futuro, no seas vago, mira tú primo Adelfo que aprendió italiano en el restaurante de la esquina mientras se comía los espaguetis de la cazuela, y ahora guía una góndola en Venecia.- Dijo la madre
-Pero mamá, ahora no me puedo ir a jugar, el profesor nos ha mandado tarea, y me ha dicho que me preguntará mañana por la lección de hoy, y tengo que estudiar, precisamente hoy que había quedado con Nicanor en dar una vuelta.- Dijo Quintín lamentándose.
-Cuando hagas la tarea y estudies para mañana podrás salir con Nicanor, pero no te vayas lejos.- Dijo Nieves a su hijo antes de que éste se fuera a su cuarto.

-Ojalá que éste tal Quintín sea un ratoncito inteligente y que aprenda pronto la lección, así saldrá de paseo, aquí lo espero yo.- Mascullaba Flora entre dientes mientras que llegaba a sus oídos otra conversación diferente.

-Good afternoon!- Le decía Valeriana a su padre mientras éste leía el periódico.
-Good afternoon, Valeriana! Do you like the classroom?- Dijo el padre.
-Yes, daddy. I have to do my homework - Contestó Valeriana antes de irse a su cuarto.

-¿Está mamá?- Preguntaba Jorge a su hermano Nicanor.
- No, ha ido a la compra.- Contestó éste.
-¿Echamos una carrera hasta la cocina de la Señora Antonia y nos colamos en la despensa?- Prosiguió Jorge.
-No, que puede estar la gata cerca, y si se entera mamá que hemos salido sin su consentimiento nos puede castigar.- Dijo el hermano.
-Pues, a mí me apetecería un trozo de queso, además pensabas salir con Quintín pero se ha rajado- Dijo Prisca la hermana pequeña.
-Yo voy a ir, me acompañes, o no.- Dijo Jorge.
-Está bien pero volveremos de inmediato.- Contestó Nicanor.

-Que bien, dos ratones para mi solita, haber si los pillo a los dos.- Decía Flora mientras se dirigía hasta la despensa. Escondida detrás del cubo de la basura Flora esperaba a los ratoncillos. Al rato pasaron a toda velocidad, pero no hizo ningún intento por cazarlos, iba a dejar que comieran lo que quisieran, con la tripa llena les sería más fácil atraparlos. Atenta los vigilaba, de vez en cuando asomaba la cabecita para ver si estaban lo suficientemente gorditos para comérselos, pero en una de éstas veces Nicanor la vio.

-Suelta ese trozo de queso, y no comas mas.- Dijo Nicanor a su hermano.
-Lo voy a dejar ,pero porque voy a comer de aquel pan que parece estar muy crujiente.- Contestó Jorge.
-La gata nos está vigilando y espera a que salgamos. Por tu insistencia ahora estamos en peligro.- Dijo el hermano mayor.
-¿Dónde piensas que estoy cada vez que no me encontráis? Me escapo, y me vengo a la despensa, o me meto en el cubo de basura para comer de los desperdicios. No te preocupes que yo sé salir de aquí.-Dijo Jorge haciendo alarde de su valentía.

Flora fue a asomarse a la despensa una vez más, pero esta vez no los vio. Entró en la despensa y comenzó a olisquear. Los ratoncillos permanecían escondidos detrás de una lata de pimienta molida, cuando la tuvieron cerca empujaron la lata hacia la gata, y está comenzó a estornudar, aprovechando éstos el momento para escapar.

A la mañana siguiente Flora había tramado un plan.

-Pascual, Do you like the cheese?- Decía Flora acercándose al cajón donde vivía Pascual.
-Who are you?- Preguntó Pascual.
-I am Angelina, the new neighbouring.- Contestó Flora.
-Do you like the cheese?- Volvió a preguntar.
- Yes, of course. Is my favorite food.- Dijo Pascual.
-I have got a cheese in my house. I live in the cooking, and, you are my guest. Come with me- Continuo Flora.
-I´ll be right there- Contestó Pascual.

El maestro de inglés calló en la trampa, y fue comido por la gata, demostrando a sus vecinos que dominaba el idioma, que no se puede ser tan confiando, y mucho menos distraído, pues por despistado había perdido la vida, pues no se  había percatado de que Flora había viajado desde Londres en el mismo avión que el.

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