Bostezaba ausente cuando lo vi,
Arrastraba la penumbra por leguas,
Sus pulgares sobresalían a su pena,
Movidos de ambulantes por la vida,
Sus ojeras rojizas conmovían,
El pelo desgreñado le carcomía la piel,
La bolsa de viaje abultaba aire,
El puro se consumió en el cenicero,
El whisky se calentó al sol del otoño,
Los recuerdos remembraron mi historia.
Alcé la mano de súbito impulso,
El camarero hizo acto de presencia,
Pero mi llamada no era para él,
Lo volví a intentar con ganas,
Volteó sus ojos parduzcos hacia mí,
Removido por dentro solo hice un gesto,
Empujando su cuerpo con desgana,
Se planto ante mi presencia,
Cada vez más humana,
No lo miré por encima del hombro,
No le hable con palabras negadas,
Le abrí mis dos brazos,
Le palmeé toda su espalda,
Se sentó agradecido por la invitación,
Pidió con cautela, el miedo lo apresaba,
Tomó despacio cada sorbo de agua,
Saboreando, lo que no sabía a nada,
Aquello, que llenaba el cuerpo de vida.
Se detuvo un pequeño instante,
Tan mínimo que pareció no suceder,
Me miró con los ojos llenos de gracias,
Tras terminar el menú completo,
No vi mi acto repleto,
La obra no estaba acabada,
No está solo en llenar el buche,
No es pensar que no hay un mañana,
Actuar hoy por hoy por sus horas.
Caminó a mi lado próximo,
Sin ser amigo solo compañero,
Por el camino pregunté sin saber,
Pero mi intuición sin traicionarme,
Había dado en el clavo de la vida,
Sobre su pena arrastraba historia,
Como tantos otros que la crisis,
Marchitó con sus calles frías.
Llegamos al cercado de mi casa,
Donde los matorrales sobresalían,
Dando impresión de dejadez,
Pero hacía tiempo que así permanecían,
Nadie se quiso acercar a ellos,
Las malas hierbas verdeantes,
Crecían haciéndose amo de todo,
Entramos para dar cobijo al pobre,
La chimenea daba calidez al bodeguero,
Que rechoncho descansaba junto a ella,
Quien fuera perro musitó,
Él, curtido por los caminos bravos,
Que aquel disfrutaba de gozoso paseo.
Un baño y ropa limpia cambia la imagen,
La imagen, cuan valiosa palabra,
Ella que distingue más que la suerte,
Califica la belleza y limpieza en poder,
La dejadez no deja misericordia,
Etiquetando a todo aquel que la posea,
Marginando por no tener buena ropa,
Como gentil caballero lo esperaba,
Con un dormitorio lleno de comodidades,
Dormid, descansar hoy, que mañana,
Calcularemos la solución,
Dejó su cuerpo caer henchido,
Mirando desde la ventana aquel jardín salvaje,
Sin saber aún que sería, su primera acción de gracia.
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